jueves, 3 de julio de 2014

sin zapatos

Tus labios partidos advirtieron el frío de la mañana. Cuando cerraste la puerta sin hacer ruido, caíste sobre el piano quebrando dos o tres costillas. ¿Cuál será la moraleja de tan amarga escena?. Despertaste sin zapatos, sin nombre ni apellido, despertaste sin tu voz, sin el odio ni el olvido. enmudeciste. Tratabas de encontrar una palabra que describiera como te sentías, pero ninguna parecía adecuada. oculto bajo frazadas, bajo una segunda piel cubierta de estrías y escamas. Eran las cuatro y media.