sólo basta una sonrisa para llenar aquella caja vacía, palabras de cartón que terminan con el silencio. el humo acompaña tus pulmones de almendra, y el viento difumina tu recuerdo.
pájaros habitan en tu cuerpo mutilado por el musgo alojado en cada una de tu muelas.
prefiero el invierno, mirar a los ojos a la gente y perderme en el frío de sus manos.
aún guardo mis primeros cordones. inmóviles todavía observan mis pisadas, y colgados sujetan mi espalda de no caer contra el suelo.
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